TENDENCIAS ARTÍSTICAS DEL SIMBOLISMO FRANCMASÓNICO

Por Edgar Ortíz Arellano Introducción El arte a través de la historia de la humanidad ha tenido un papel fundamental para expresar los sentimientos, emociones, ideas e ideologías, jugando un rol que trasciende las intenciones

Por Edgar Ortíz Arellano

Introducción

El arte a través de la historia de la humanidad ha tenido un papel fundamental para expresar los sentimientos, emociones, ideas e ideologías, jugando un rol que trasciende las intenciones originales de los creadores artísticos, de ahí que se pueda señalar que el arte es quizás el medio más idóneo para conocer una época, una organización o la historia de un pueblo. El valor de una obra artística está en la medida del rol que cumple dentro de una comunidad y de cómo enaltece al ser humano en la profundidad de su ser al transmitirle un mensaje específico a cada espectador, pero a la vez, es compartido por todos aquellos que tienen contacto con dicho arte.

La francmasonería como una organización de estudios filosóficos, especulativos y en muchos casos como agente político (Vázquez, a2009, b2009) aparece oficialmente en 1717 en Inglaterra y después extendida a todo el mundo occidental; es única en su género y para sus miembros es un espacio de creación artística que fue desarrollada dentro de un intrincado sistema de creencias, que está acompañada de una serie de símbolos y ritos que solo son comprensibles para aquellos iniciados en dicha institución. Por otro lado, mucho de este arte masónico se mueve en la lógica de un proceso de cambio, porque evolucionó de su contacto con el exterior para generar (en algunas ocasiones) una serie de contradicciones que se resuelven en una exégesis de sí misma y con ello construye (más allá de las enseñanzas ocultas y esotéricas que comparte con sus adeptos) una original propuesta artística. Esta originalidad tiene como base y fundamento una mezcla de tendencias, fuentes históricas, corrientes filosóficas y místicas que hacen que el arte masónico sea rico en simbolismos y de propuestas interpretativas.

El presente artículo tiene como objetivo realizar una propuesta de posibles tendencias que influyeron en las expresiones artísticas, visuales, decorativas y ritualísticas de la historia del arte francmasón. Se realizó bajo técnicas de investigación documental de fuentes especializadas en arte, así como en francmasonería y es la entrega parcial de una investigación mucho más amplia que se intitula Francmasonería, Arte y Política: Siglos XVII al XX.

Este trabajo no explica los símbolos en su interpretación esotérica ni devela sus posibles enseñanzas, ya que ese trabajo le corresponde a la propia francmasonería en su fuero interno, pero sí es de interés hacer una aproximación a las aportaciones que diferentes agentes culturales, sociales y políticos realizaron a la producción artística francmasónica, para con ello conocer con mayor profundidad el papel que esta organización jugó en la construcción política y social de la modernidad occidental.

I. Arte francmasónico

La francmasonería (1), en sus diferentes ritos y grados, es rica en símbolos, alegorías, signos, parafernalia (arreos), vestimentas y decoración de los templos, en términos generales. Esto se debe, según señala Albert Mackey: “la francmasonería es una ciencia, una filosofía, un sistema de doctrinas que se enseña de un modo peculiar por alegorías y símbolos” (Mackey, 2001:2). Se puede hablar que hay un arte masónico o mejor dicho, hay una serie de expresiones que en su conjunto tiene un valor artístico, derivadas de las descripciones que se encuentran en las liturgias (2), en sus enseñanzas explícitas o veladas, así como en las interpretaciones simbólicas o esotéricas que se hacen de los textos francmasónicos, pero estas fuentes son insuficientes para la gran variedad de producción artística que acompaña a la francmasonería a lo largo de los siglos, por eso se puede decir que hay una serie de corrientes que influyeron (3) en la producción de un arte que pretende antes que ser arte, cumplir una función ritualista y de enseñanza de valores, ideas, principios y conceptos que forman la doctrina masónica, y ya como una segunda intencionalidad no planeada, tener un valor simbólico para aquel que puede interpretarlas.

  • (1) La expresión masonería es también habitual para referirse a la francmasonería, pero este artículo utiliza en la mayoría de los casos esta última.
  • (2) Las liturgias en la francmasonería son los manuales de cada grado que indican las decoraciones del templo, parafernalias o uniformes, así como formas de llevar los rituales. Lorenzo Frau señala que la liturgia es: “libro que contiene la forma y el orden aprobados por la masonería para celebrar los misterios y ceremonias y especialmente para el régimen de los trabajos. Cada rito, cada sistema y aun cada grado tienen su liturgia especial” (1995:718)
  • (3) Para Ananda Cooramaraswamy, además de las fuentes inspiración que pueden tener los artistas, hay facultades intelectuales que operan en el trabajo artístico: “en la producción de cualquier cosa hecha con arte o en el ejercicio de cualquier arte están implicadas simultáneamente dos facultades, respectivamente imaginativa y operativa, y libre y servil. La primera consiste en la concepción de alguna idea en una imitable, y la segunda, en la imitación (mimesis) de ese modelo invisible (paradeigma) en un material determinado, que es así informado”. Véase: Ananda Cooramaraswamy, (2001:45).

La producción artística encuentra su ápice en la francmasonería europea y estadunidense,(4)especialmente entre el siglo XVIII y XIX, cuando generó una serie de litografías, grabados, pinturas y joyería, las cuales en muchos casos respondían a la necesidades propias de los rituales, que practicaban los francmasones de aquella época; en otras tantas es resultante de las actividades políticas (5) que realizaron a lo largo de su devenir histórico, y por otra parte el simbolismo francmasónico se utilizó en las obras de artistas iniciados o por lo menos afines a las ideas que pregonaba la orden francmasónica.

Gombrich, quien fuera uno de los historiadores de arte más importantes del siglo XX, refiere cómo la producción artística del período de la Revolución Francesa es un ejemplo claro de las obras de arte cargadas de un fuerte contenido masónico y cómo sus símbolos no solo hacen un papel de tipo decorativo o estético, sino con una clara intencionalidad de mandar mensajes, tanto a los iniciados en la francmasonería, como a todo aquel que pudiera apreciar y desentrañar las enseñanzas de dichas obras de arte. Este tipo de producción artística se inspiraría en el ideario que se contrapuso al Antiguo Régimen. Para ello:

La Revolución francesa dio un impulso enorme al interés por la historia y a la pintura de asuntos históricos. […] Los revolucionarios franceses gustaron de sentirse como griegos y romanos vueltos a nacer, y su pintura, no menos que su arquitectura reflejó su afición a lo que se conocía como <<la grandeza de Roma>> (Gombrich, 2002:369).

Además de esta afición por los temas romanos y griegos, el arte revolucionario francés se cargaría del simbolismo masónico, pero el problema que señalara Gombrich es que: “desgraciadamente la historia del simbolismo masónico es un tema difícil de documentar, ya que la mayoría de las historias de los francmasones están escritas ex parte, aceptando total o parcialmente la historia mística de la Orden” (Gombrich, 2003:178). Más allá de esta dificultad metodológica, lo que sí podemos señalar con precisión, en el caso francés, es que se puede encontrar obra artística con motivos masónicos, mezclados con alegorías greco-romanas; un ejemplo de ello lo tenemos en la pintura de Jean Baptiste Regnault, Libertad o Muerte (1794-1795), donde se observan herramientas masónicas que indican los principios de igualdad y libertad, mezclados con las alegorías de la muerte y de una mujer que representa la libertad.

  • (4) Los Estados Unidos de América ha usado desde su fundación una serie de símbolos francmasónicos que se pueden apreciar desde su billete de un dólar hasta el Great Seal del gobierno estadunidense. Una primera aproximación a dichos estudios la puede encontrar en: Robert Hieronimus (1989) America´s secret destiny. Spiritual vision and the founding of a new nation. [Destino secreto de América. Una visión espirtual y la fundación de una nueva nación]. Rochester, United States. Destiny Books.
  • (5) Mucho del trabajo político que se desarrolló especialmente entre el siglo XVIII y XIX que realizó la francmasonería, tuvo que ver con la clara intencionalidad de derrocar al Antiguo Régimen en Europa y con el fin del colonialismo español, aunque esta actividad no fue exclusiva de la francmasonería, sino de un sin fin de organizaciones. Se sugiere ver: Felipe Del Solar (2011-2012).

Podemos decir que también en el Romanticismo se puede observar esta tendencia por incorporar elementos masónicos y de sociedades esotéricas (los cuales en esa época estaban muy de moda). Aunque mucha de la doctrina esotérica que estará presente en el romanticismo, tomará al igual que la masonería elementos de otras épocas históricas y construirán un imaginario artístico difícil de apreciar en términos de su valor, pero aun así se observan obras originales, como lo son los trabajos en pintura y grabado de William Blake,(6) que en sí mismas tienen una fuerza expresiva que sobrepasa su propio espacio de interpretación mística u oculta.

El arte masónico en términos generales no será una corriente artística como se conocen o se definen en los espacios académicos, más bien será una serie disímbola de elementos tomados de diferentes épocas y estilos que responden de manera pragmática a las enseñanzas masónicas y a la propia interpretación que le otorgará la francmasonería, la cual como toda organización humana, se ve fuertemente influida por el contexto en el que se desarrolla; es decir, la cultura donde reside, las condiciones políticas y económicas, el tipo de rito, las actividades de sus miembros, entre otras características, de ahí que mucho del arte masónico provenga en realidad de agentes externos a la francmasonería, pero que al apropiarse de ellos los hace más ricos, así como de mayor interés, por el servicio que prestan dichos elementos a la causa masónica, además de la transformación que sufren en cuanto al significado e interpretación que se les da.

  • (6) Gombrich, sobre este personaje nos menciona que: “Blake fue un hombre profundamente religioso que vivió encerrado en su propio mundo, desdeñando al arte oficial de las academias y renunciando a aceptar sus normas. Algunos creyeron que estaba completamente loco; otros lo menospreciaron como un pobre chiflado, y sólo algunos de contemporáneos creyeron en su arte y lo libraron de la miseria”. Véase: Gombrich, (2011:372).

II. Influencias artísticas

Con el fin de comenzar a clasificar los diferentes elementos y corrientes que componen, influyen y enriquecen el arte iniciático de la francmasonería, podemos señalar que proviene de siete grandes elementos sustantivos, que bajo ninguna circunstancia son limitativos, sino simplemente indicativos de las posibles fuentes: 1) arte gótico, 2) alquimia y esoterismo medieval, 3) la Biblia; 4) órdenes de caballería; 5) organizaciones esotéricas y no masónicas, 6) documentos y liturgias masónicas y 7) la cultura greco-latina. Todas estas fuentes conformarán un corpus, en muchos casos complejo y contradictorio de comprender y de explicar incluso, para aquéllos que están imbuidos en los principios y enseñanzas masónicas, pero que al confluir hacen del arte masónico una obra monumental de interpretaciones, producción material e iconográfico, que son a su vez no solo de la francmasonería, sino de la vida intelectual del mundo occidental y su valores, porque lo que sí está por demás demostrado es la participación de la orden masónica en la construcción política y social de la modernidad occidental democrática y liberal.

La clasificación de las corrientes de pensamiento y artísticas que influyeron en el arte masónico (ver tabla 1) puede a su vez dividirse en una serie de subdivisiones, que pueden incluso caer en una suerte de discurso ad infinitum, pues éstas podrían depender de las muchas expresiones, que a lo largo de la historia se han presentado en torno a la francmasonería y de cada grupo que se ha ostentado como masónico, en diferente tiempo y lugar, haciendo todo tipo de reivindicaciones de legitimidad de sus propuestas doctrinarias, (algunas basadas en leyendas y explicaciones metafísicas, otras tantas en acontecimientos históricos inciertos así como de hechos concretos y verificables), pero sea cual sea el origen, todas deben ser tomadas en cuenta para comprender la weltanschauung que envuelve a los iniciados y con ello comprender cómo perciben el hecho masónico y su expresión al tomar en cuenta siempre que las aproximaciones que se hacen son inciertas, pero que de alguna manera, pueden orientarnos hacia líneas de investigaciones futuras sobre el arte masónico.

Con respecto a las influencias que se presentan, hay que puntualizar cada una de las corrientes que hemos señalado. El arte gótico al que nos referimos es el arte de la construcción de catedrales que se gestó en la Europa Occidental y que abarcó tanto la innovación en la técnica arquitectónica como el adorno de dichas edificaciones con escultura, relieves, inscripciones y vitrales, llenas de un sentido místico y espiritual convirtiendo a la catedral en el epicentro de la vida social y cultural, de la época medieval. Este estilo se desarrolló entre el siglo XII hasta fines del siglo XV. El nombre de gótico fue dado por los italianos del Renacimiento para designar de forma peyorativa el arte de la Edad Media, pero no todo lo que se produjo en el medievo (en términos artísticos), es en stricto sensu gótico, de hecho su antecesor es el arte románico, que también se gestó en el medievo (Buckhardt, 2004:194).

Autores como Fulcanelli, en libros como El misterio de las catedrales (2004) y Las moradas filosofales (2000), así como Louis Charpentier en El enigma de la catedral de Chartres (2002), darían una interpretación simbólica desde el corpus esotérico de la alquimia (la cual será rica en iconografía y en doctrina hermética) a las construcciones góticas, al sincretismo paganismo-cristianismo y por supuesto al sentido místico que se deriva del neoplatonismo (que surge hasta el Renacimiento). Para estos autores, el gótico es un lenguaje hermético, solo discernible para los iniciados en el esoterismo antiguo, son monumentos que expresan el ideal de un hombre transformado en un ser superior con ayuda de una arquitectura que los ayuda a sobrepasar su mortandad:

Las catedrales góticas tienen su fachada construida según las líneas esenciales del símbolo alquímico del espíritu, y su plano calcado de la huella de la cruz redentora. Todas presentan, en el interior, esos atrevidos cruceros de ojiva cuya invención corresponde propiamente a los frimasons constructores esclarecidos de la Edad Media. De tal manera, que los fieles se hallan, en los templos medievales, colocados entre dos cruces, una inferior y terrestre y la otra superior y celeste, hacia la que aspiran, pero que sus miradas tan solo no les permiten alcanzar (Fucanelli, 2000:112).

El neogótico sería especialmente apreciado por los francmasones británicos durante todo el siglo XIX e incluso parte del XX, que verán en él la verdadera arquitectura simbólica, sagrada y nacional de la cual ellos son herederos:

Dentro de esta revalorización medieval en el arte masónico, las formulaciones neogóticas trascienden el ámbito de la logia. Y es que, aunque el centro de las actividades mensuales de la logia sea el templo masónico, también es verdad que existen ocasiones en los que el peso importante de los comitentes masones activos en la vida política, cultural y económica de una ciudad, principalmente en Inglaterra y Escocia, determina que se realicen algunos edificios con referentes de la estética masónica en los que las pautas góticas siguen presentes (Martin, 2014:13-14)

El esoterismo medieval y alquímico estará como tema recurrente en las enseñanzas masónicas y en su simbología, las cuales tomarán especialmente auge en la Edad Media, como en el siglo XIX. Tanto la gnosis como el neoplatonismo “[…] esconden sistemas sincréticos, híbridos, remendados de filosofía helénica, de religiones orientales y cultos a misterios que se complementan e influencian mutuamente. El animismo caracteriza tanto a la gnosis como el neoplatonismo; […]” (Roob, 2006:17). El neoplatonismo como producto de los movimientos literarios del siglo XIX, como romanticismo, neogótico, entre otros, tendrían otra vez auge (García, 2012) (Elvira, 2011). Otro sistema que entrará en este rubro de esoterismos medieval es la cábala, la cual se desarrolló en el siglo XIII en la España musulmana, y que fue y es hasta la fecha una forma de esoterismo judaico, ampliamente difundido que parte de la interpretación de la Torá y de los comentarios que se le hacen a la misma, siendo el lenguaje el principal vehículo (según para sus seguidores) descubrir las enseñanzas secretas que Dios ha ocultado en el hebreo, la cual para los cabalistas es un lenguaje sagrado (Scholem, 1996:37).

Por otra parte, la Biblia como libro significativo para la cultura occidental, independiente de si se crea o no en sus enseñanzas o relatos que presenta, su influencia es de gran importancia porque a partir de ella se construyen las argumentaciones para las leyendas de los diferentes grados de la francmasonería, especialmente para los dos ritos universalmente reconocidos y también más conocidos: rito Escocés Antiguo y Aceptado y rito York. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento contienen una serie de conceptos, alegorías y principios que darán vida al imaginario masónico y a partir de ahí al simbolismo de la Orden. La Biblia sobrepasa su carácter religioso para volverse una de las pautas de los rituales francmasónicos; un ejemplo de ello es la descripción que hace de la construcción del templo por parte de Salomón, la cual viene referida en el Primer Libro de Reyes capítulos del 5 al 10, asimismo en el Segundo Libro de Crónicas, capítulos del 2 al 9 (Santa Biblia, Reyna Valera, 1960), aunque hay muchos más pasajes bíblicos que servirán de base para los diversos temas que se tratan en la Orden francmasónica.

La heráldica, símbolos y estructuras jerárquicas de las órdenes militares de la caballería medieval serán una parte sustantiva para el arte francmasónico, su doble carácter militar y religioso será ad hoc, especialmente en los grados filosóficos del rito Escoces Antiguo y Aceptado, como para el rito York, algunos autores especializados incluso han fijado el origen en la orden del temple,(7) pero más allá de la verdad de esta afirmación, su aportación sin lugar a dudas ha enriquecido el acervo artístico de la masonería, tanto en las vestimentas, joyas, condecoraciones y estandartes que se utilizan en los ritos ya mencionados y que su confección no responde a una burda imitación de los atuendos de los siglos XII al XIV, sino una reinterpretación del carácter marcial de dichas organizaciones y de sus símbolos claves, que ahora sirven para diferenciar grados y jerarquías francmasónicas, pero sobre todo para darle consistencia a una serie de ideales de reivindicación social en contra de los poderes y actitudes tradicionalmente opresores de la humanidad, dentro del contexto de la modernidad en la que vivió la masonería.

Por otra parte, las organizaciones no francmasónicas en el estricto sentido, pero que si comparten doctrinas o puntos de vistas similares especialmente en temas relacionados con el hermetismo y esoterismo, también hicieron su aportación; ejemplos de estas organizaciones las tenemos en un primer lugar a los rosacruces (en sus diferentes versiones) y en segundo lugar a la Sociedad Teosófica fundada en 1875 por Helena Blavasky, Henry Olcott y William Judge.

Es de relevancia poner énfasis en que el movimiento rosacruz tuvo un gran impacto en el imaginario colectivo europeo del siglo XVII y XVIII. La aparición del Primer Manifiesto Rosacruzen Alemania: Fama Fraternitatis en circa 1612-1614 y del segundo Confessio Fraternitatis en 1615, generaron gran expectación por conocer a los hermanos invisibles que anunciaban una nueva era creando con estos panfletos muchos movimientos sociales de toda índole, que se autoproclamaron rosacruces y con ello trajeron una producción de grabados con simbología esotérica como las de Jacob Boehme, Athanasius Kircher y los de Michael Maier entre otros.(8)Cabe señalar que investigadores como es el caso de la historiadora Frances A. Yates (2008), quien ha estudiado sobre el origen histórico de la Fraternidad Rosacruz, son de sumo interés para el público especializado en estos temas debido a la seriedad y profundidad con la que los trata. Por ejemplo, Yates intenta develar las implicaciones políticas del movimiento rosacruz previas a la Guerra de los Treinta Años, su aporte a la tradición alquímica e incluso su conexión con la francmasonería, esto al resaltar el papel que personajes como John Dee y Juan Valentín Andreas tendrán en la redacción de los Manifiestos.

También en esta clasificación entrarían las organizaciones paramasónicas, es decir aquellas organizaciones que están afiliadas, protegidas y auspiciadas por la francmasonería, pero que no realizan un ritual masónico como tal. Muchas de ellas, como es el caso de Antigua Orden Arábiga de los Nobles del Místico Santuario mejor conocida como Shrinersel Gran Consejo de Caballeros Masones; la Orden de la Cruz Roja de Constantino; la Orden de la Estrella de OrienteHijas de Job Internacional; la Orden de Molay y en el caso mexicano la Asociación Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (AJEF) crean su propia simbología, arreos, lugares de trabajo, con lo cual enriquecen a la francmasonería en general y por supuesto a la producción artística. En este sentido sobresalen la Orden de Molay por el tipo de arreos y joyas que han confeccionado, así como la Orden de Estrella de Oriente por el desarrollo de su simbología. Cabe señalar que en países como México, la difusión y expansión de estas organizaciones no ha sido tan prolífica como sí lo es en los Estados Unidos de América o Brasil.

Otra fuente de creación del arte francmasónico son los documentos escritos por masones, los cuales son utilizados como manuales de instrucción, y así también las liturgias donde se consignan los principios y rituales de cada grado, que constituyen en realidad la fuente más pura y fidedigna de los principios de dicha organización, el estudio detallado de cada uno, nos arroja información del decorado del templo y su diseño, inscripciones, símbolos y mobiliario que debe haber, así como las joyas y arreos que deben usarse, todo en armonía con la enseñanza específica del grado y la progresión del mismo.

En el caso del rito Escoces Antiguo y Aceptado, además de las liturgias y los vademécum o manuales de instrucción hechos y autorizados por los Supremos Consejos de cada país, una lectura de referencia obligada es la obra de Albert Pike Moral y Dogma,(9) en la cual recoge las características más importantes de cada grado (que son treinta y tres), sus enseñanzas y símbolos que pueden ayudar al iniciado a desentrañar los secretos que encierran sus enseñanzas.

En el último lugar de esta propuesta, pero no por ello menos importante, está la influencia de la Grecia y Roma clásicas. Con decidida presencia, las referencias mitológicas sirven como punto de partida para muchas enseñanzas y decorados de los templos masónicos (como es el caso de la bóveda celeste).

  • (7) Sobre los orígenes templarios de la francmasonería se puede consultar la obra: Baigent y Leigh. (2005). Hay que señalar, que si bien el texto que se propone se consulte se presenta a sí mismo como una investigación de tipo académica, es necesario que el lector tome la información con las debidas reservas, ya que la fuentes en muchos casos, no tienen la precisión que se desearía, aun así es un buen libro, que trata de establecer la relación entre templarios y masones.
  • (8) Si bien no podemos comprobar la filiación de Boehme, Kircher y de Maier en algún movimiento o grupo rosacruz y quizás de ninguno de los grabadores, escritores o difusores de alguna doctrina esotérica de la primera mitad del siglo XVII, si es importante tomar en cuenta que los grabados y obras de estos personajes, aparecen precisamente en la época que hay mayor efervescencia, de los ideales de la supuesta fraternidad rosacruz.
  • (9) Esta obra en su traducción al español, está dividida en una serie de tomos, en función del agrupamiento de los grados en sus diferentes cuerpos masónicos, La editorial española Arte Real, realizó una edición de este trabajo toral para la francmasonería escocesa. Véase: http://www.masonica.es/busqueda/busqueda.aspx Fecha de consulta: 15/04/2014.

La cultura clásica fue reinterpretada y puesta de moda en el Renacimiento (10) (que ocurrió en los siglos XV y XVI), la escultura y pintura con motivos clásicos tomó proporciones colosales en figuras como Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Tiziano, Rafael y de muchos otros. También dentro del periodo renacentista la corriente estilística, conocida como el Manierismo, sería predominante en la forma de hacer arte, que: “se caracteriza por elementos formales que se basan en conceptos intelectuales previos en vez de percepciones visuales; prescindiendo de las reglas establecidas, a veces parece que incluso las contraríe” (Monreal y Haggar, 1999:249). Otra corriente que interpretaría el arte Clásico sería el Neoclasicismo (11) que surgiría en el siglo XVIII, tendría su mayor expresión en la arquitectura y escultura, entre sus exponente más importantes artistas como David, Flaxman, Thorwaldsen, Canova, Barry, West y Winckelmann, entre otros muchos (Monreal y Haggar, 1999:280).

Hay que señalar que tanto la Biblia como la cultura Clásica son la base clave del mundo occidental, (12) todas las estructuras sobre las que se sostiene Occidente tienen sus raíces en dos grandes tradiciones: 1) la judeo-cristiana transmitida en buena parte por la Biblia y 2) la cultura greco-latina, así que no es de extrañar que a su vez influyeran a la francmasonería, la cual es, en primera instancia, una creación original de la modernidad europea, específicamente en el siglo de las Luces (Beaaurepaire 2013).

El arte masónico es una filosofía en sí misma, sin importar las diversas corrientes que lo forman y esto se debe, primero, por una clara tendencia humanista que revalora y difunde en sus diferentes épocas la aportación del pensar filosófico, artístico y creador por parte del ser humano a partir de sus trabajos intelectuales, pero por otra parte como una necesidad de usar: “[…] los recursos artísticos como medios de expresión. La necesidad de un mobiliario ritualístico, de un aparato iconográfico en diplomas y joyas masónicas, la necesidad de un espacio físico arquitectónico, etc., provocaron amplios debates y generaron soluciones proyectuales en sentido masónico […]” (Martín, 2009/2010:22), que dieron como resultado un sincretismo tan amplio, que solo pocas organizaciones pueden jactarse de tenerla. Este mosaico artístico que abarcaría un sinfín de expresiones se impregnaría de las influencias de cada país en términos políticos, de costumbres, de eventos religiosos y culturales, así como de la idiosincrasia predominante en ese momento.

Las producciones en las que se materializa el arte masónico son de varios tipos:

1) visuales: pinturas, grabados y litografías; 2) arquitectónicas: templos masónicos y sus decoraciones; 3) arreos: joyas y parafernalia de los diversos grados y utensilios; 4) insignias: heráldica masónica, estandartes y banderas, sellos (Muñoz y Ocaña, 1990) y 5) rituales: signos y tocamientos, las leyendas de los diferentes grados y los diálogos que se establecen en los rituales. Todas estas expresiones son un arte sagrado que “[…] se basa, pues, en una ciencia de las formas, o mejor dicho de otro modo, en el simbolismo inherente a las formas. Recordemos aquí que un símbolo no es necesariamente un signo convencional, sino que manifiesta su arquetipo en virtud de cierta ley ontológica […]” (Burckhartd, 2000:6). Por supuesto que podría haber más formas y nuevas facetas de expresión artística masónica, especialmente en una época en que la tecnología de la comunicación avanza a pasos agigantados; por ejemplo, podemos ver cómo las organizaciones masónicas utilizan páginas de internet para dar a conocer sus enseñanzas o promover sus actividades, el futuro del arte masónico, quizás está en las redes sociales o en espacios virtuales.

  • (10) En el Renacimiento se pondría de moda el uso de los talismanes, amuletos, libros de magia, la enseñanza de la astrología y la hechura de los cuadrados mágicos. En este sentido Rafael Martínez nos señala que: “Poco antes, en las postrimerías del Renacimiento, las prácticas de carácter mágico se habían incrustado en el marco cultural del humanismo y ejercían una marcada influencia tanto en la filosofía como en las prácticas médicas. El uso in- discriminado de figuras geométricas y de los supuesto lazos que vinculaban el macro con el microcosmos, en particular a través de correspondencias de carácter numérico, había propiciado que las matemáticas aparecieran como parte de la estructura que justificaba prácticas como la astrología, la numerología, la medicina astral y demás “saberes” que dependían de la existencia de fuerzas ocultas y “simpatías” que afectaban a toda la creación” (2004:78-79).
  • (11) El simbolismo francmasónico tendrá un impacto sobresaliente en el neoclasicismo que se manifestó, durante los años de la revolución francesa. La mezcla de mitos ocultistas y alegorías clásicas se pueden observar durante esa época, esto debido a la presunta relación entre los francmasones y las conspiraciones que se generaron a lo largo de 1789 hasta el ascenso de Napoleón. Véase Ferrer, (2005).
  • (12) La cultura clásica griega y latina, impactará a todo el mundo occidental y será la base de la organización social de la misma, estas culturas serían resguardadas y traducidas al caer el imperio romano, por los árabes que se erigirían como el polo cultural más importante del mundo conocido, también los monasterios y órdenes religiosas serían los encargados de reproducir el arte y literatura greco- latina, pero es de resaltar como los árabes musulmanes, tendrían un profundo interés por todos las expresiones de enriquecimiento cultural, especialmente en la España conquistada, periodo que duró del siglo VIII hasta la caída del Reino de Granada en 1492.

Conclusiones

La historia del arte en las organizaciones masónicas siempre es un tema complicado por las dificultades metodológicas que presenta; el estudiar a una institución que se caracteriza por la heterogeneidad en sus enseñanzas y formas de abordar el simbolismo de cada uno de sus grados hace que la tarea de investigar sobre este tema sea una suerte de laberinto, ya que la investigación puede ampliarse de manera infinita si no se hacen las acotaciones pertinentes, además que es necesario hacer un descarte de todo aquel material de estudio que no tenga bases reales y contrastables.

La francmasonería en su concepción del arte es influida por una serie de corrientes que pudieran ser contradictorias, pero que al mismo tiempo se complementan e integran en una lógica que hace que se pueda hablar de una propuesta original artística que tiene hacia el interior de sus miembros coherencia y lógica, que se caracterizan porque todas pretenden coadyuvar a la arquitectura de un mejor hombre. Las diversas corrientes y sus divisiones pretenden de manera alegórica enseñar misterios, verdades, valores y principios de tipo espiritual, intelectual y social, los cuales se mezclan en un lenguaje muchas veces ininteligible, pero es precisamente esa condición de no revelar de manera inmediata el significado de aquello que se presenta ante el espectador, lo que hace que la experiencia apreciación artística se convierta en una apropiación del significado mucho más profunda e íntima para aquel que se enfrenta a las diversas manifestaciones que ofrece el arte que se produce al interior de la francmasonería.

Las corrientes filosóficas, esotéricas y del pensamiento occidental confluyeron en una organización iniciática que se convirtió en protagonista durante el advenimiento de la modernidad, buscó en un pasado incierto y en un presente en construcción la inspiración suficiente para envolver sus ideales, en un sincretismo que ninguna organización tiene en la escala como lo ha hecho la francmasonería, los cuales sirvieron de punta de lanza para los cambios que en el mundo ocurrieron entre el siglo el siglo XVIII y XIX, los cuales dieron paso a una serie de revoluciones que cambiaron para bien a las sociedades occidentales, pero estos movimientos no hubieran sido tan espectaculares sin el acompañamiento de la obra artística y estética que siempre ha seguido a los masones donde quiera que han estado.

El presente trabajo realizó una aproximación sucinta a los elementos constitutivos del arte masónico, de los cuales aún quedan muchos temas por profundizar en los diversos planteamientos que se han hecho y sigue pendiente investigar muchas posibles fuentes del arte masónico; por ejemplo, es necesario revisar las posibles influencias de las religiones y corrientes esotéricas del extremo oriente, ya que hasta el momento solo se presentó una visión eurocéntrica y es necesario estudiar las influencias de otras latitudes del planeta que han incidido en el imaginario masónico. La historia del arte todavía tiene mucho que decirnos en torno a la producción artística de la francmasonería.


FUENTES DE CONSULTA

– BAIGENT, Michael y LEIGH, Richard. (2005). Masones y templarios. Sus vínculos ocultos. (Trad. Gerardo Di Masso). Madrid, España. Editorial Planeta y Editorial Martínez y Roca.

– BEAAUREPAIRE, Pierre-Yves. (2013). Sociabilidad y Francmasonería. Propuestas para una historia de las prácticas sociales y culturales en el Siglo de las Luces, en Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, Vol. 5, No 1, Mayo- Noviembre, pp.1-13. Disponible en: http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/REHMLAC/article/view/10361/97 48. Fecha de consulta

– BURCKHARDT, Titus. (2004). Chartres y el nacimiento de la catedral. (Trad. Esteve Serra). Barcelona, España. El Barquero.

– . (2000). Principios y métodos del arte sagrado. (Trad. Esteve Serra). Barcelona, España. Sophia Perennis.

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