LA RELEVANCIA DEL MARXISMO DESDE EL PENSAMIENTO DE UN ARTISTA MULTIVERSAL

Por Emaús Torres Hablar de marxismo hoy en día es prácticamente un tabú social. La disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el nuevo auge del capitalismo internacional, aunado a una astuta y


Por Emaús Torres

Hablar de marxismo hoy en día es prácticamente un tabú social. La disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el nuevo auge del capitalismo internacional, aunado a una astuta y velada campaña propagandística mundial para enterrar lo que quedó de las revoluciones proletarias del Siglo XX ha provocado que el número general de personas que tienen conocimiento o cercanía a la teoría marxista se reduzca.

Sin embargo, el marxismo aún sobrevive en los ámbitos académicos y prácticos, con grupos, partidos y organizaciones que aún reivindican su legado. En medio de esas reivindicaciones, el debate sobre el futuro de la sociedad humana y el arte es un tema recurrente para las personas izquierdistas.

En algún momento, hablando con un par de profesores en la Escuela Superior de Artes de Yucatán, surgió un planteamiento que llamó mi atención: uno de ellos más cercano a las ideas posmodernas de izquierda, sugería que hoy por hoy no es posible definir con exactitud la división de las clases sociales, que prácticamente eran ya inexistentes y que el concepto mismo era caduco. En contraste, el otro comentaba que sí que existen las clases sociales, pero lo que no existe es conciencia de clase.

Esto me pareció relevante en el contexto de desarrollo de la teoría del arte multiversal, una propuesta autónoma de la Agrupación Multiversal de Mérida, Yucatán (una pequeña asociación de artistas independientes) que consiste en abordar las diferentes ramas del conocimiento artístico de forma transdisciplinaria con el objetivo de acercarnos a la liberación definitiva del arte.

La cuestión del arte, como cualquier otro aspecto del conocimiento humano, queda también atravesada por las perspectivas de clase que para algunos puntos de vista posmodernos no son válidas. En el caso del arte multiversal o multiversalismo, que surge de una necesidad de liberación, se vuelve fundamental entender la dialéctica de la conciencia de clase. El artista multiversal no espera por obtener el permiso de ningún tipo de oficialismo para proceder con su quehacer, si no que por el contrario, busca resolver las cuestiones prácticas del objetivo artístico en turno (pintura, escultura, performance, ambientes inmersivos, video, danza, intermedia, etc.) de la manera más efectiva posible dentro de los límites de su propia posición social. Esta posición social para las y los multiversales ha sido la misma hasta el momento: la pertenencia a la clase trabajadora.

Esa pertenencia, aunque no formalizada en términos ideológicos por todos los miembros del colectivo, nos ha impulsado, en diferentes momentos y formas, a participar en las cuestiones sociales desde el arte con perspectiva de clase: ya sea sumándonos a los mítines populares de izquierda, ya sea en nuestra labor docente y pedagógica, en nuestra formulación teórica, o ya sea en la asociación con grupos de intereses anticapitalistas. Un ejemplo de ello sería la estética visual conseguida en los boletines de “Semillas” difundido por el Frente Peninsular de Resistencia Popular y cuya edición estuvo a cargo de miembros de la Agrupación Multiversal.

La realidad asalariada que vivimos pretende en ocasiones ser un impedimento o si se le quiere ver de otra manera, una hostilidad, hacia la posibilidad de hacer arte. Desde el tiempo disponible que la jornada de trabajo nos relega, hasta las limitaciones económicas para hacernos de materiales pertinentes. Esto se resuelve, en muchos casos para artistas contemporáneos, a través de su participación en las líneas oficialistas (becas, exposiciones en museos o galerías, intelectualidad académica, concursos, etc.). Si bien no es que esto sea incorrecto, pues es hacia lo que nos orilla la situación económica actual, también termina siendo un sesgo ideológico en varias ocasiones.

El certero análisis de la realidad que puede ser aplicado utilizando el marxismo nos deja la posibilidad de, como mencioné más arriba, entender y transformar nuestro difícil contexto en donde parece que no existe un futuro posible. De esta manera, históricamente hablando, el arte ha podido avanzar técnica y conceptualmente gracias a la alianza que en más de una ocasión ha tenido con el marxismo y/o con las ideas socialistas: véase los casos de las grandes Vanguardias del siglo pasado, entre las que se cuentan una amplia gama de estilos como lo fueron el agitprop, el realismo socialista, el suprematismo, algunas facciones del surrealismo, el muralismo, el estridentismo, las aportaciones del grupo de cineastas Dziga Vértov, la teoría y práctica del teatro dialéctico de Brecht, entre otros.

Así pues, el marxismo, al tener una actitud científica ante la realidad, tiene la capacidad de actualizarse sobre sus propias bases en cualquier rama del conocimiento humano. Es además, independientemente de la postura política o ideológica que se tenga, un pasaje fundamental de la historia de la humanidad sin la cual no se podría entender el nuevo tiempo que corre. Por lo tanto, debería tratarse de un tópico de interés del cual podríamos aprender mucho al tener la mente abierta, pues como cuestionaría Charlie Chaplin en la película de 1957 Un rey en Nueva York: “¿Hay que ser comunista para leer a Karl Marx?”.

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