EL DISCURSO COMO DISPOSITIVO TÁCTICO DE PODER | Parte I

Parte 1


En el año de 1971, Michael Foucault comenzó a impartir la catedra “Historia de los sistemas de pensamiento” en el Collège de France, catedra creada el 30 de noviembre de 1969, por la asamblea general de los profesores del Collège de France. Michael Foucault, como analista de la historia buscaba estudiar entre otros conceptos como la locura y la sexualidad, <<el poder>> y las relaciones que surgen de éste.

En una entrevista con Manuel Osorio, Cuadernos para el Diálogo (Madrid), en noviembre de 1977, Michael Foucault planteó que las relaciones de poder “son las que los aparatos de Estado ejercen sobre los individuos, pero asimismo la que el padre de familia ejerce sobre su mujer y sus hijos, el poder ejercido por el médico, el poder ejercido por el notable, el poder que el dueño ejerce en su fábrica sobre sus obreros”. Podríamos agregar el poder que los medios ejercen y los políticos ejercen sobre las personas.

Para Foucault el poder se puede observar a partir del cómo se ejerce con toda su especificidad, sus tácticas y sus técnicas mediante mecanismos de control, en donde las relaciones de poder se organizan para imponer un dominio. De igual manera consideró que las relaciones de poder son más complejas, por lo que sugiere en sus textos analizarlas fuera del campo de lo jurídico para distinguir como atraviesan el cuerpo social.

En este artículo tratare de explicar brevemente las funciones del discurso como un dispositivo táctico de poder, que se utiliza como instrumento que construye verdades y saberes, sin perder de vista que Foucault planteó que observar la evolución de las formas jurídicas en el campo del derecho, son una manera de revelar el origen de determinadas formas de verdad que constituyen un poder en sí, ya que la relación entre el derecho y el poder define los mecanismos de dominación.

En ese orden de ideas para comprender el concepto teórico del poder que Michel Foucault describe como algo concreto que surge del sujeto, es necesario analizar en su conjunto todos y cada uno de los elementos que lo determinan, motivo por el que en la elaboración de este artículo explicaré algunos conceptos útiles como herramientas teóricas de análisis, categorías conceptuales que permitirán observar los mecanismos de poder, sus efectos y las relaciones que surgen a partir de ellos para entender cómo se integran algunos dispositivos de poder, en la construcción de un saber que puede considerarse “una tecnología de poder”.

Explorar las relaciones de poder es complejo ya que nos enfrentamos a un gran paradigma, que si bien ha sido estudiado a profundidad previamente por Michael Foucault en un contexto genealógico, el paradigma del discurso desde la perspectiva del estudio de las relaciones de poder o del poder en sí mismo, observado como un dispositivo táctico de poder, implica la formulación de un método que permita revisar con mayor claridad y profundidad en qué consisten las tecnologías de poder, para descifrar su función como dispositivos de dominación y control táctico.

En estas categorías se identifican siete conceptos importantes que he estudiado con anterioridad, de las cuales únicamente manejare por el momento dos, <<las tecnologías de poder>> y <<los dispositivos de poder>>.

En la primera encontramos que una tecnología de poder es un saber, el discurso en todas sus modalidades y posibilidades, diseñado como dispositivo táctico de poder, produce saberes, verdades, autorreproduce pautas ideológicas que permiten a su vez desplegar tácticamente mecanismos de control.

Respecto a los dispositivos de poder, debemos explicar primeramente en términos de Giorgio Agamben, que un dispositivo es un conjunto de estrategias de relaciones de fuerza que condicionan ciertos tipos de saber y son condicionados por él. Identifica con el término de dispositivo, un conjunto heterogéneo que se incluye a los discursos, instituciones, estructuras arquitectónicas, leyes, decisiones regulativas, enunciados científicos.

El dispositivo es una red que se establece entre todos estos elementos, entre los cuales se reproduce una dinámica de operación táctica permanente que produce un saber. Para Foucault las prácticas sociales son generadoras de saber, producen un conocimiento que se conoce a través de su estudio. El discurso en términos de Foucault es ese conjunto regular de hechos lingüísticos en determinado nivel, polémicos y estratégicos. De esta manera se entiende la noción de ideología de Foucault, comprendida como un estigma de las relaciones políticas o económicas de existencia aplicadas a un sujeto, relacionadas con la verdad que se construye de forma impuesta por medio de las relaciones sociales o las diferentes formas políticas, incluso académicas y científicas.

Este término de ideología que se identifica en el pensamiento de Foucault sirve para distinguir los fines del discurso visto como mecanismo de control para descubrir sus alcances, también es útil para observar cómo es que determinado pensamiento logra insertarse en las relaciones sociales creando una verdadera fuente de dominio ideológico que reproduce saberes que permiten un eficaz ejercicio de poder.

Antes de continuar me gustaría precisar algo, citaré a Humberto Maturana en su investigación acerca de la conducta y lenguaje. Expone que el lenguaje es en esencia un fenómeno social de los seres humanos, que permite construir objetos mediante el discurso, en el entendido que un objeto es siempre una relación lingüística que establecemos con nuestro mundo. Los objetos son constituidos en el lenguaje. Por lo tanto, si se considera que los objetos que se construyen por medio del lenguaje obedecen a un proceso de codificación, entonces se puede considerar que el mundo que construimos forma parte de un mundo lingüístico, como lo sita Rafael Echeverría en su texto “Ontología del Lenguaje”, en el siguiente sentido: “No existe otro camino que el del lenguaje; fuera del lenguaje no existe un lugar en el que podamos apoyarnos. Los seres humanos vivimos en un mundo lingüístico”.

De acuerdo con lo anterior existen dos factores que nos diferencian de las demás especies de animales, la primera es nuestra capacidad de abarcar infinidad de signos consensuales y la segunda nuestra capacidad recursiva del propio lenguaje. Esto es, nosotros reconocemos diferentes signos que procesamos en nuestra capacidad lingüística, que a su vez son consensuados colectivamente y reprogramados por el efecto recursivo que se produce en nuestro sistema lingüístico, con la finalidad de crear nuevos signos consensuales. En términos de Foucault, esto es un saber, una tecnología que podemos clasificar como un saber-poder que produce una verdad.

En este sentido, los discursos implican una codificación lingüística, codificar información significa convertir datos en un código. Entonces en una deducción simple se concluye que este proceso recursivo de signos consensuales que crea nuevos signos en nuestro sistema lingüístico construye lo que conocemos como Códigos Lingüísticos, por lo tanto, se puede definir como codificación lingüística, al conjunto de signos codificados y programados en el lenguaje humano.

Una vez definido lo que es un código lingüístico, se puede decir, que todo discurso es un conjunto de enunciados que construyen un objeto mediante un sistema de códigos lingüísticos, cuya la finalidad es crear un dato que se traduce en la creación una verdad, un saber que produce conocimiento, aprendizaje que a su vez busca generar una acción de dominio en las personas.

Por Martín Saucedo Hernández


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